miércoles, 23 de mayo de 2012

Europa no modificará la directiva pero facilitará la caza de lobos al sur del Duero




Lo que hay al sur del río Duero, no es una situación 
de control del lobo, «sino de descontrol», según 
el presidente de Castilla y León, Juan Vicente 
Herrera, que se lo trasladó así al comisario 
europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, 
con el que abordó la «problemática» que estos 
animales causan en el sur de la comunidad y 
el «contrasentido» de que en un misma región 
haya dos regímenes diferentes, al norte y al 
sur del río que Herrera califica como «padre». 


En ambas el lobo ibérico es especie protegida, 
pero al norte se puede cazar, mientras que 
al sur no, porque cuenta con la protección 
especial de la Directiva Hábitat. Cambiarla 
sería «demasiado farragoso», por eso, Potocnik, 
apoyado por su equipo jurídico, se comprometió 
ayer a buscar «instrumentos» y «fórmulas 
reglamentarias» que se puedan aplicar y que 
permitan avanzar hacia «un escenario en el 
que el lobo se pueda controlar a través de la 
actividad cinegética» en toda la comunidad.




De esta manera, esta especie seguiría estando 
protegida «siempre bajo el control de la 
Comisión Europea», expuso el presidente, 
pero se pondrían en marcha «fórmulas» que 
permitieran que su control se hiciera, en toda 
la comunidad, a través de la caza. En definitiva, 
se trata de «dar satisfacción a la lógica de una 
demanda que no quiere descontrolar una 
especie protegida».


La Directiva Hábitat de protección de especies 
permite, según fuentes europeas, que se capturen 
animales si está justificado porque suponen un 
peligro para las personas o el ganado.


Para Potocnik la situación del lobo ibérico 
en España no era nueva, recientemente se la 
trasladó el ministro de Agricultura, Miguel Arias 
Cañete, de ahí que, según Herrera, conociera 
bien el problema y se ofreciera para buscar 
una «vía de trabajo» que permita dar un 
resultado positivo para unos intereses «legítimos». 


En este sentido, el presidente destacó la «buena 
disposición» que encontró en el comisario. del ramo.


Según datos de la Junta, en la comunidad hay 
22.000 explotaciones –que aglutinan un total 
de 3,2 millones de reses– y cada año se registra 
en torno a un millar de ataques de lobo, la mitad 
de ellos, en explotaciones ubicadas al sur del río 
Duero, donde la población de lobos supone «apenas» 
el 15% del total.




Consecuencias irreparables:


Más espinoso es el otro asunto que llevó el 
presidente al despacho de Potocnik, el futuro 
de la minería a cielo abierto en la provincia de 
León, después de que una sentencia del Tribunal 
de Justicia Europeo, de 24 de noviembre de 2011, 
condenara a España por autorizar la explotación 
de minas a cielo abierto en la zona protegida del 
Alto Sil (en la leonesa comarca de Laciana) sin 
evaluar su impacto medioambiental, ni sobre 
especies en peligro como el urogallo, y exigiera 
el cierre de todas las actividades mineras de 
extracción de carbón a cielo abierto en la zona.


Las sentencias se cumplen, asegura el comisario, 
que también mostró su disposición a consultar 
con los servicios jurídicos de la Comisión, «el grado 
de disponibilidad en la aplicación estricta de la 
sentencia y comunicar cuál fue su decisión final» 
sobre la corta de Fonfría, para analizar la posibilidad 
de que siga abierta hasta el fin de su vida natural. 


Es la última mina que permanece activa en la comarca 
del Alto Sil leonés.


Todo mientras, de manera paralela, la Comisión 
Europea y la Junta de Castilla y León trabajan 
para contar, en un plazo entre seis y ocho meses, 
con un plan regional que garantice el futuro de 
las actividades en la comarca, lo que permitirá 
«solapar los dos procesos, por un lado, darle 
futuro, reordenar y legalizar plenamente las 
actividades económicas, y por otro, cumplir 
el último fleco de la sentencia del 24 de noviembre 
de 2011». De hecho, el comisario europeo ya 
tiene formalizado este plan que «vendría a garantizar» 
las actividades futuras de la zona en las comarcas 
de Alto Sil y Babia.


Herrera trasladó ayer el propósito del Ejecutivo 
autonómico de hacer conciliables las obligaciones 
y las exigencias que se derivan de la sentencia 
del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea 
y recordó que el cierre de las minas a cielo abierto 
supondría la pérdida de 2.000 empleos en las 
comarcas mineras, el 60% de la población activa. 


Son, sentenció Herrera, «consecuencias absolutamente irreparables». En tono irónico, pero serio a la vez 
expuso que el fin de la minería tradicional podría 
llevar a estas zonas del noroeste leonés a ser 
«un maravilloso paraíso natural», pero donde 
la vida de las personas «estuviera completamente 
ausente» porque carecerían de un empleo con el 
que subsistir y mantenerse en ellas. «Por activa, 
por pasiva y por perifrástica» Herrera le insistió 
al comisario que «están en juego» dos millares de 
empleos, una cifra nada desdeñable si se tiene en 
cuenta la actual situación económica y la tasa de 
paro de España.


La sentencia del Tribunal de Luxemburgo acusa 
a España de no adoptar las medidas necesarias 
para evitar el deterioro de los hábitats, del espacio 
natural de las especies del oso y el urogallo y las 
perturbaciones que les ocasionan por la explotación 
de 'Feixolín', 'Fronfría' y 'Ampliación de Feixolín'. 


A este respecto, la Junta de Castilla y León 
acordó el pasado 23 de febrero el allanamiento 
judicial a las pretensiones de anulación de las 
autorizaciones de Nueva Julia, Ampliación 
de Feixolín y Los Ladrones.


























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