lunes, 28 de mayo de 2012

LOBO BLANCO




En la manada había descontento, llevaban 
mucho tiempo sin poder cazar y las fuerzas 
empezaban a debilitarse, así que decidieron separarse. 


Una parte se dirigió hacia el norte, aunque sabían 
que allí las condiciones de vida serían más duras, 
y otra parte tomó la dirección sur porque estaban 
cansados de tanta dificultad y buscaban una vida 
más tranquila y segura.


Pasaron muchas lunas hasta que ambas manadas 
consiguieron llegar a sus nuevas tierras. Los 
primeros que llegaron fueron los que se dirigieron 
al sur, ellos no tuvieron problemas y muy pocas 
vidas se perdieron en el trayecto y, mientras ellos 
se instalaban, la manada del Norte luchaban contra 
el frío y el hambre para poder llegar a su destino, 
y aunque muchos no lo consiguieron, un pequeño 
grupo llegó al final y se estableció en la que sería 
su nueva morada.


El tiempo fue pasando y las nuevas generaciones 
fueron tomando el relevo y, con ellas, nuevos 
sueños y ansias de conquistas. La manada del 
sur creció mucho y pronto sus tierras empezaron 
a quedarse pequeñas.


Un día un grupo de jóvenes decidieron abandonar 
su territorio e ir a conquistar las tierras del norte. 
Sabían que en ellas vivían otros lobos pero no les 
importaban, eran unos lobos primitivos, salvajes 
e ignorantes y no tenían derecho a vivir.


La manada del Norte sabía que vendrían a 
atacarles, lo habían leído en las estrellas, y 
también sabían que no podían vencerles porque 
ellos eran muchos más, así que decidieron 
ocultarse de la manada del sur, entrar en el 
interior de la tierra y no luchar.


Cuando los jóvenes lobos del sur llegaron se 
encontraron que no había nadie. Tomaron las 
nuevas tierras y siguieron creciendo. Un día nació 
en la manada del sur un lobo distinto. Su madre, 
que leía en las estrellas, sabía que traería algo 
nuevo para la manada y le llamó El que busca 
el Poder.


Pronto empezó a destacar sobre los demás por 
su fuerza y voluntad. No había nada que no 
pudiera conquistar. Le interesaba todo y 
escuchaba a sus mayores como nunca nadie 
antes lo había hecho. Y, cuando era aún muy 
joven, se convirtió en el jefe de la manada.
Todos le querían porque era valiente y se 
preocupaba de ellos, pero, sobre todo, destacaba 
de los demás porque no le interesaba el poder 
de la manada, buscaba otro poder.


Un día reunió a la manada y les dijo: "Ahora 
sé que la verdadera razón de venir a estas 
tierras no fue la necesidad de nuevos territorios, 
sino que lo que en verdad veníamos buscando 
era a nuestros antepasados, a la manada del norte, 
a aquellos que son nuestra otra parte, porque sólo 
si nos unimos a ellos estaremos realmente completos.


Durante mucho tiempo entregué mi vida a vosotros, 
no dudé en sacrificar todo para que la manada 
estuviese bien, creciera y no tuviera dificultad. 
Tenemos una tierra fértil y una vida serena. 
Ya os lo di todo, pero ahora sé que es mi tiempo, 
el tiempo de abrir un nuevo camino, el tiempo 
de buscar a nuestros hermanos y así poder 
encontrarnos con la verdad."




La manada habló y mostró su descontento. No 
querían que se fuese, le llamaban egoísta y loco, 
pero El que busca el Poder no se detuvo y 
partió lleno de tristeza.


Cogió el camino de la primitiva manada del 
Norte. Sabía de su existencia, sabía que ellos 
guardaban la sabiduría de los antepasados y 
bebían creando un futuro distinto a todo cuanto 
él conocía, pero sobre todo sabía que tenía que
 llegar hasta ellos y que lo conseguiría.


En el camino su mayor compañera fue la soledad, 
una soledad como nunca antes había vivido, pero 
que le hacía crecer por dentro, crecer en la fuerza 
y la confianza.


El viaje no fue sencillo, caminaba por un sueño y 
en algún momento dudaba, ¿y si estaba equivocado? 
¿Y si la manada del Norte había desaparecido? No, 
se decía, yo sé que están ahí y que los encontraré.


La dureza del camino le hacía sentirse cansado, 
"ya no tengo edad para esto" pensaba, "este viaje 
lo tenía que haber comenzado cuando era más joven", 
pero a pesar de todo continuaba.


En su viaje conoció a otras manadas, y compartió 
con ellos su sueño, algunos incluso le siguieron 
una parte del camino pero una y otra vez se 
quedaba solo.


Al fin llegó el día que tantas veces había imaginado 
y su sueño se hizo realidad. La manada del Norte 
existía y le esperaban, sabían que les buscaba 
porque ellos conocían el sueño.


Con ellos comprendió que al igual que la manada 
se había separado, cada uno vive separado dentro 
y que el objetivo de cada uno es fundir sus 
dos partes.


Desde entonces, El que busca el Poder permanece 
con la manada del Norte, escuchando la sabiduría 
de los antepasados, recuperando el origen de 
las cosas, aprendiendo a ver en profundidad. 


Sabe que algún día regresará junto a los suyos
 para decirles que todo es uno, que todos 
nacieron de la misma manada y que están 
"condenados" a la Unidad".












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