domingo, 10 de junio de 2012

LA ESCUELA EN EL REINO DEL LOBO


Le llamamos educación, pero no lo es. Y si le llamamos instrucción, encontramos que esta ha sido desprovista 
de elementos críticos y solo sirve para asegurar el 
reino del lobo, o sea, el Sistema.

Los sistemas educativos están fallando en el mundo 
entero con honrosas y escasas excepciones alejadas 
de los ámbitos oficialistas. 

Con mirar cómo viven y piensan la mayoría de 
nuestros jóvenes nos damos cuenta de que han 
sido preparados para ser útiles al sistema mediante 
una serie de programas de estudio enfocados a ser 
productivos y otra serie de aprendizajes conductuales 
enfocados a ser sumisos y acríticos con la autoridad 
de sus profesores que más adelante será sustituída 
por la de los patronos. 

Y en el caso de las mujeres, también por la de los 
maridos. No se educa, sino que se manipula a los 
niños y jóvenes para ser rebaño. Esto produce muchas 
clases de frustraciones que con el tiempo se traducen 
en bajo rendimiento, absentismo, fobia escolar, apatía, 
actitudes de rebeldía puntuales o permanentes ,y 
otras pautas de respuesta a la frustración por no 
obtener del mundo adulto aquello que correspondería 
esperar , lo cual se descarga en la vida familiar y en 
el entorno social. 

Todo eso es fuente de malestar en las familias y entre los vecinos y compañeros, pero muy rentable a largo plazo para asegurarse el Sistema eso que llama “la gobernabilidad”, que es fundamentalmente el silencio del rebaño.

Al salir de la escuela primaria la mayoría de jóvenes 
salen desmotivados para la secundaria y lo que es 
peor: para seguir aprendiendo cualquier cosa que 
les recuerde las materias escolares. Pocos jóvenes 
verán leyendo un libro o un simple periódico que no 
sea deportivo o tenga que ver con el sexo. 

Hábleles de filosofía o de literatura, y verán que la 
respuesta es la misma que si les habla de arte o de 
música clásica: ignorancia supina. Hábleles de los 
fundamentos ideológicos de los políticos que parecen 
estar enfrentados entre sí y verán que sorpresa se llevan. 

Hábleles, por el contrario, del último partido de futbol, 
de marcas de esto o lo otro, o de juegos de pantalla 
y verán en cambio cuántos datos son capaces de 
manejar y qué vivencias tan a flor de piel tienen. 

Y si les habla de temas relacionados con el sexo o 
alguna droga, sus conocimientos sobrepasan a los 
de sus padres. ¿Quiénes son los responsables de 
esta deformación?¿A quién debemos señalar 
especialmente? ¿A los jóvenes que actúan de tal 
manera? No, desde luego. 

O al menos no tanto como muchos quieren. Hay 
que señalar en cambio en otra dirección; hay que 
mencionar a los considerados como hombres de bien. 

Leyeron correctamente: ¿no son considerados hombres 
de bien los políticos que firman los programas educativos 
para que las nuevas generaciones piensen como ellos 
desean? ¿no son considerados hombres de bien los 
señores del clero que enseñan en las aulas los arcanos 
de sus fantasías para que las nuevas generaciones 
piensen como ellos desean y les sostengan de generación 
en generación alimentados con las mismas fantasías? 

¿No es considerado hombre de bien el uniformado 
que ordena matar a un semejante por razones que el 
soldado desconoce mientras que se convierte así en 
cómplice de asesinato?

El mundo -observamos- está gobernado por banqueros 
que roban legalmente, clérigos que distorsionan mentes 
legalmente, políticos que mienten y manipulan legalmente, uniformados que mandan bombardear legalmente. 

Porque todas esas actuaciones que les definen tienen
 a la ley de su parte podemos concluir que aquellos 
que suponemos hombres de bien debieran ser tipificados 
como delincuentes por una sociedad civilizada, caso 
de que esta sociedad existiera. 

Pero esta sociedad no existe. Existen minorías de 
personas preparadas para estas sociedades; siempre 
existieron, pero siempre tienen enfrente al mismo 
enemigo: los “hombres de bien” de cada época. 

Estos son los enemigos principales del bien real, de 
la justicia real, del bienestar real. Son rémoras para 
la humanidad, viven a sus expensas, la desvían de 
sus necesidades y les crean las que mejor les conviene 
a ellos , mismos y desde luego impiden que se lleve 
a cabo una verdadera educación que debería ser una 
educación integral, holística, crítica, práctica, abierta 
a nuevos aprendizajes, motivadora, activa , crítica y 
participativa, donde padres y profesores consensuaran 
los valores que deberían ser trabajados para asegurar 
una educación de calidad, donde junto a la preparación 
intelectual necesaria se llevara a cabo la educación 
del corazón libre de ideologías castrantes.


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